Crezcamos acompaña desde 2024 al Atlético Bucaramanga, y desde 2025 al Cúcuta Deportivo y Real Santander. Junto a ellos, avanzamos en una misma dirección: inspirar, conectar y construir progreso real en nuestros territorios
Hay pasiones que no necesitan presentación. El fútbol, por ejemplo, no se explica, se siente. Y en regiones como Santander y Norte de Santander, se vive con el alma. Pero cuando esa pasión se encuentra con un aliado que cree en el poder de crecer en equipo, el resultado va más allá de los goles: se convierte en una fuerza que impulsa comunidades enteras.
Eso es lo que ha venido ocurriendo, con determinación y propósito. Desde hace un tiempo, en Crezcamos decidimos apostarle a algo más grande que el marcador final: le apostamos al progreso de toda una región, caminando de la mano con tres equipos que no solo representan escudos y colores, sino historias, familias y sueños compartidos.
Y este segundo semestre de 2025, más que celebrar lo que ya logramos, queremos contar lo que seguimos construyendo. Porque el partido no ha terminado… y el progreso sigue jugando a favor de nuestra gente.
Un rugido que hace historia
En enero de 2024, nos sumamos al Atlético Bucaramanga con una convicción clara: este equipo no solo jugaba fútbol, jugaba por la esperanza de toda una región. El resultado fue histórico: campeones por primera vez en la Liga BetPlay.
Pero más allá del trofeo, lo que más nos movió fue ver a miles de personas sentirse parte de algo más grande. Porque cuando el leopardo rugió, también lo hicieron los sueños de cientos de hinchas, emprendedores y familias que saben que el progreso no es solo una palabra bonita, sino una meta alcanzable.
Y en este segundo semestre del 2025, El Rugido del Progreso, sigue fuerte. Bucaramanga continúa demostrando su garra en la Liga, y desde Crezcamos lo alentamos para que siga dejando huella y, por qué no, nos regale pronto otra gran alegría. Porque si vamos a rugir, que sea juntos.
El flechazo que sigue apuntando alto
Cúcuta es una ciudad de contrastes, de retos y de una pasión rojinegra que no se apaga. En 2025, unimos fuerzas con el Cúcuta Deportivo y nació El Flechazo del Progreso: una alianza que mira al futuro con la misma determinación con la que un delantero busca el gol decisivo.
En solo seis meses, los resultados han sido emocionantes: el equipo se metió entre los 8 mejores del torneo de ascenso durante el primer semestre, y la hinchada volvió a llenar las gradas con esperanza. Hoy, la flecha sigue apuntando alto, porque en Cúcuta se vive la convicción de que soñar con la A no es un deseo lejano, sino una meta que se persigue jugada a jugada, con la fuerza de toda una ciudad empujando desde las tribunas.
Un sueño que se está haciendo real
En el inicio de 2025 también comenzó una historia llena de propósito: la del Real Santander. Un equipo joven, con hambre de crecer. Junto a ellos, decidimos apostarle a los procesos, a la formación de nuevas generaciones, a la educación financiera y al liderazgo comunitario.
Lo llamamos Un Sueño Real de Progreso, porque eso es lo que representa: no un deseo inalcanzable, sino un camino que se puede recorrer paso a paso, partido a partido, con disciplina, corazón y mucho trabajo en equipo. En cada barrio, en cada escuela, en cada cancha donde el Real llega, también llega un mensaje de transformación.
Más que alianzas, un compromiso con el futuro
Estas alianzas estratégicas van más allá de poner un logo en una camiseta. Va de estar donde la gente está. Donde el fútbol se convierte en un lenguaje común, y donde creemos que apoyar a un equipo es también apoyar a su gente. No se trata de campeonatos o ascensos inmediatos, sino de respaldar procesos reales de transformación, conexión y empoderamiento colectivo.
Por eso, este segundo semestre del 2025 no solo lo acompañamos con ilusión, sino con compromiso. Porque ya vimos de lo que somos capaces juntos: procesos que avanzan, sueños que se activan, comunidades que se sienten acompañadas.
Crezcamos está al lado del Atlético Bucaramanga, del Cúcuta Deportivo y del Real Santander para demostrar que cuando el fútbol y la comunidad juegan en el mismo equipo, nadie se queda en la banca.