Emilia Rosa Simanca nació en Fundación, uno de los municipios más grandes del Magdalena colombiano, ubicado cerca de la Sierra Nevada de Santa Marta. Desde hace 30 años vive en Chibolo y desde diciembre de 2.015 es cliente Crezcamos. Emilia ama el campo como a su vida misma, se dedica a los quehaceres de su finca en la que tiene ganado, gallinas, pavos, cerdos, un perro y un gato. “Yo conocí a Crezcamos por medio de Oswaldo, el Ejecutivo que vino por estos lados proponiendo los créditos de la compañía”.
Emilia y su compañero son trabajadores incansables, han sido unas de las tantas víctimas que ha dejado el conflicto armado colombiano, pero en lugar de rendirse frente a las adversidades que les ha puesto la vida en el camino, Emilia y su compañero han decidido luchar, fortalecerse, encontrar oportunidades donde otros ven tristeza y desolación. “Nos ha tocado duro, nos ha tocado trabajar mucho, cuando nos fuimos de aquí esta era una finca en la que se ordeñaban 100 reses. Nos desplazaron y volvimos a Fundación. Yo puse allá un restaurante y mi compañero puso una quesera y con eso nos mantuvimos. Volvimos a Chibolo porque tenemos que recuperar la tierra, lo que siempre ha sido nuestro”.
Aunque el ritmo de su discurso se hace un poco más lento cuando toca este episodio de su vida, lo cierto es que Emilia demuestra que nunca flaquea frente a los obstáculos “acá todos somos desplazados. Nosotros nos fuimos de aquí y dejamos la finca, animales, ganado, eso se perdió todo, ahora hemos vuelto a comenzar desde cero, mi compañero tiene 300 hectáreas de tierra y el ganado que hay es poco porque estamos comenzando de nuevo, pero eso no importa, estamos felices por esta nueva oportunidad”.
Desde que regresaron a Chibolo, esta pareja ejemplo de vida y superación, no ha hecho más que trabajar de sol a sol para reconstruir su sueño. Emilia cuenta esta hazaña con una sonrisa intacta y con los ojos inyectados de esperanza, nunca para de reír y agradecer a Dios, a la vida y a Crezcamos por el papel que han jugado en su historia, y cuando habla de la clave para convertir un crédito en crecimiento y sostenibilidad asegura que “la plata hay que invertirla en un negocio para que pueda uno quedar bien con el crédito. Yo les digo a todos que soliciten su crédito con Crezcamos pero que le metan la plata al negocio porque si se la van a comer pueden quedar mal, peor que cuando empezaron”.