Después de años de intentos, la fachada del histórico templo finalmente renace, gracias a la unión del sector público y privado.
Hace aproximadamente 18 años, Crezcamos estableció su sede administrativa en la capital santandereana, entendiendo que impulsar el progreso de las comunidades debe ser además de económico, social y cultural. Con motivo del aniversario número 402 de la ciudad, la compañía decidió sumarse a la iniciativa de renovar la fachada de su iglesia más emblemática, la parroquia San Laureano. Jeison Peña, supervisor de la obra, explica los trabajos realizados “se han hecho algunas modificaciones en la iluminación, se lavó el granito, se repararon algunas fisuras ocasionados por el paso del tiempo, y finalmente, se culminó con la fase de pintura que realza su belleza”.
Para Crezcamos, respaldar este proyecto tan esperado por la comunidad, representa un esfuerzo por preservar la memoria histórica. Mauricio Osorio, presidente corporativo, subraya que Bucaramanga ha sido testigo del crecimiento de la compañía, y con esta iniciativa, reafirman su compromiso de ayudar cuando más se requiere,“así como extendemos nuestra mano a la iglesia, un símbolo de nuestra ciudad que había quedado en el olvido, también lo hacemos con nuestros clientes, impulsando su progreso y ofreciéndoles apoyo en los momentos en que más lo necesitan”.
Un símbolo de tradición y patrimonio
Este templo ocupa un lugar central en la historia y expansión de la ciudad, ya que aparte del valor religioso para los creyentes católicos, es un referente patrimonial, al ser este lugar, el punto de partida de lo que fue la primera fase de la ciudad bonita.
Inicialmente, este terreno albergaba un caserío indígena que servía como centro de culto y catequesis. Sin embargo, con la llegada de familias españolas a lo que era en ese entonces la meseta de Bucaramanga, y el desplazamiento de los indígenas hacia el cañón del Chicamocha y Guane, comenzó una nueva etapa en su historia. En 1779, la iglesia fue fundada y se estableció como parroquia, convirtiéndose en el epicentro del desarrollo de Bucaramanga, un legado que, desde el 30 de enero de 2010, hace parte de los bienes de interés cultural del departamento.
No obstante, el paso del tiempo y la falta de mantenimiento habían deteriorado su fachada, afectando su aspecto original. Frente a esta situación, Crezcamos, junto con otras entidades comprometidas con la conservación de este importante patrimonio, unieron esfuerzos para devolverle su esplendor, respetando cada detalle arquitectónico y preservando su esencia. Este gesto va más allá de un simple embellecimiento físico, representa la unión de la comunidad y el respeto por las raíces.
Testigos de un legado
José Luis Vera, un orgulloso bumangués y nazareno de esta parroquia desde hace 30 años, comparte emocionado como esta iglesia ha sido parte fundamental en su vida: “aquí fui bautizado y desde ese momento, este lugar ha sido parte de mi esencia”. Asimismo, comenta que ver como su imagen está cambiando, lo llena de felicidad “la contribución que ustedes como empresa están haciendo en el arreglo de la fachada de la parroquia, demuestra el corazón que le ponen en sus labores. Al hacerlo, están ayudando también a la ciudad, a su historia, a las tradiciones que trae consigo este templo. Los felicito por ese aporte”.
De esta manera, y al participar en estos proyectos, la compañía contribuye en el fortalecimiento del tejido social, realizando un aporte a la iglesia católica, y a su vez, a propios y visitantes. Así lo destaca Hernando Uribe Moreno, párroco de San Laureano, “quiero presentar una sincera gratitud a Crezcamos, por sentir ese compromiso y ese valor agregado a lo social, esa responsabilidad permite que estos bienes puedan conservarse. Gracias por haber acogido este llamado y por aportar su granote de arena para hacer posible este sueño”.
Por otro lado, esta restauración ha generado un impacto tangible en quienes trabajan alrededor de la iglesia y que diariamente recibe a creyentes y turistas dado su valor religioso e histórico. Elsa Yaneth Briñez, comerciante local, compartió como la renovación ha mejorado las oportunidades en la zona “para nosotros, esta parroquia es muy importante. Antes, con su deterioro, venía poca gente y eso afectaba nuestras ventas. Ahora, con su nuevo aspecto, atrae a más visitantes y eso nos beneficia, sobre todo en esta época del año”
Este proyecto es testimonio del poder transformador de la colaboración y de cómo, al trabajar en conjunto hacia un objetivo, se pueden alcanzar resultados extraordinarios que dejan un impacto positivo y duradero. En esta oportunidad, Bucaramanga, con su nutrida historia y tradiciones, merece iniciativas que celebren su grandeza. Crezcamos, fiel a su propósito, continuará impulsando acciones que enorgullezcan a todos los colombianos y promuevan su desarrollo.